24 de enero de 2014

Los mejores 101 momentos de Amor

Rodríguez Tejedor, Francisco: "Los mejores 101 momentos de Amor...". Editorial Alhulia, Salobreña (Granada), 2013. 188 páginas. Incluye un DVD con el cortometraje "Victorita, Victorita" protagonizado por Imanol Arias. ISBN 978-84-15897-23-1

¿Por qué nos da el autor en el título de su libro una cifra de momentos de amor, si luego en su interior pone muchos más? Lo hace en sus Mejores Momentos de Amor, y lo hace en sus Historias de Pasión Desenfrenada. Leo en esa intención una desmesura, una lección de que en el amor no hay cuentas: uno cree que ha vivio un momento único, y han sido dos, o ha sido medio. Es muy difícil contar los instantes (los minutos, las horas…) del amor y es muy fácil perderse en ellos, salir de ellos sin la conciencia del tiempo y el número.
Lo que en este libro que acaba de entegarnos (el segundo de lo que será una larga carrera) Francisco Rodríguez Tejedor, alcarreño por más señas, pretende y muestra, es una correlato de innumerables frases, momentos, apuntes y pensamientos en torno al amor en sus mil dimensiones. Es una especie de estallido, de asonada amorosa, que se expande (como el Universo) a velocidad límite, o sea, a una intensa ducha de palabras y sentimientos.
La primera parte del libro “Los mejores 101 momentos de Amor…” es una sucesión de frases literarias, muy bien escritas, con imágenes llamativas y luminosas, que con un hilo (con diez hilos, mejor dicho) conductor, atraviesa el espectro que el amor produce en los seres humanos: el enamoramiento como rayo cegador, los celos, el desamor, la nostalgia, y otras muchas cosas que construyen y reconstruyen el sentimiento amoroso. Se observa una potente idea constructora de algo que luego se expone como evanescente: la estructura subyace bajo la palabra que vuela. Y nos da sensaciones (eso es el libro, un caudal de sensaciones) que nos introducen en la habitación donde el amor mora. Esa habitación es la nuestra, y después de unas cuantas páginas la descubrimos con claridad.

La segunda parte de este libro, que no aparece en el título, pero que le da consistencia y le alza como una obra completa, reforzada en su mensaje, son las diez historias que el autor califica de pasión, pero que tienen argumento, que piden más larga página donde desarrollarse, que son como germen de novelas por si mismas. En esta parte se demuestra que Rodríguez Tejedor es, además de un gran escritor, un magnífico fabulador. Tiene forma y tiene fondo. Con esos hilos se teje este libro, y con ellos podrá llegar a tejer otros muchos, cada vez mejores. Ya esperamos el tercero.

23 de enero de 2014

Los misterios del Salón Chino

Pradillo y Esteban, Pedro José: “El palacio de la Cotilla y su Salón Chino”. Colección “Patrimonio de Guadalajara” nº 1. Patronato Municipal de Cultura. Guadalajara, 2006. 64 páginas. Impreso a color. ISBN 84-87874-43-6

Una obra de estudio y divulgación que ofrece muchos datos totalmente desconocidos hasta ahora por el gran público. En el palacio de los marqueses de Villamejor, más conocido popularmente como “Palacio de la Cotilla” de Guadalajara, en su planta superior se abre espléndido, y ya restaurado, el “Salón Chino” que decoraron sus propietarios, los condes de Romanones, en las postrimerías del siglo XIX, realizado sobre papel de arroz y con una perfección increíble las pinturas, por artistas venidos de China, y que en esa época decoraron muchos salones de la alta nobleza en toda Europa.
El estudio que realiza el autor es meticuloso, sobrio y completo. Nos da idea de quienes son los miembros de la familia Torres y Figueroa, y Torres-Morales, que construyen este palacio y luego lo habitan, constituyendo uno de los referentes sociales, económicos y políticos de la Guadalajara de fines del siglo XIX y principios del XX. Hace luego un estudio de la estructura, volúmenes y detalles constructivos de este palacio, en especial su patio, pequeño pero muy en la línea de otros palacios arriacenses más antiguos, a los que imitan. Y finalmente se extiende en el análisis de ese salón chino y sus muros pintados, en un difícil ejercicio de investigación sobre un arte profundamente alejado de nuestros parámetros habituales, el chino.
Finalmente, nos ofrece una visión rápida, emotiva y útil de la figura del pintor alcarreño Regino Pradillo, de quien se conservan bastantes cuadros en este palacio, como un pequeño museo homenaje a la figura de este artista valioso.

Un libro pues sencillo, pero muy bien aprovechadas todas sus páginas, pues nos da noticias curiosas y fundamentales para conocer mejor esta ciudad, y su patrimonio menos popular.