20 de diciembre de 2012

Manzanares el Real, un pueblo de Castilla


Antonio Marchamalo Sánchez y Miguel Marchamalo Maín: “Manzanares el Real y la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves. Notas de historia y arte”. Colección DeCastillaPueblos nº 1. AACHE Ediciones, Guadalajara, 2012. 224 páginas. Ilustraciones en color y B/N. Documentos. Índices.

Inicia la editorial AACHE una nueva Colección, en esta ocasión para poner en valor la memoria histórica y patrimonial, costumbrista y paisajística, de Castilla toda. Y lo hace con un libro claro, sencillo y elocuente: el estudio de una iglesia parroquial, la dedicada a Nuestra Señora de las Nieves, en la castellana (y madrileña) villa de Manzanares el Real, al pie de la sierra de Guadarrama, y con una densa historia a cuestas.
El análisis del templo, lo hacen los autores en un contexto histórico inicial, amplio, pormenorizado, remontándose casi a los orígenes de la villa, y desde luego tomando la referencia de su historia señorial, controlada siempre por los mil y un nombres del linaje Mendoza, desde la remota Edad Media hasta los tiempos del liberalismo. Se inicia el estudio con el análisis de la Comunidad de Villa y Tierra de Manzanares, bajo el señorío de los arzobispos de Toledo, que comenzó a caminar en 1248, y siguió luego en manos de algunos infantes reales, para acabar, tras pasar por el dominio de Iñigo López de Orozco, en las manos de la casa principal, de los Mendoza, que usaron el título de Conde del Real de Manzanares siempre anejo al del ducado del Infantado.
En esos siglos medievales se levanta un primitivo castillo que luego se localiza en nuevo altozano y se erige preciosista y asombroso como hoy lo vemos a partir de los años finales del siglo XIV, bajo la batuta técnica y genial del arquitecto Juan Guas.
La segunda parte del libro está dedicada a la historia y análisis estilístico y pormenorizado de la iglesia, parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, de la que sospechan los autores por numerosos indicios que pudiera ser también de la autoría de Guas. Un espacio abierto, en tres naves, mucho más ancha la central, y presbiterio en alto, cubierto de bóveda de terceletes, con detalles múltiples (capiteles, barandas, estelas) tallados rudamente en la piedra granítica del lugar.
El libro tiene, además de muchos documentos transcritos al final, índices y bibliografía amplísima, una buena carga de iconografía basada en retratos de los Condes del Real de Manzanares, desde don Iñigo López de Mendoza, el primero, a don Iñigo de Arteaga y Martín, el más reciente y contemporáneo, así como numerosos detalles de la iglesia que luce ahora magnífica tras la restauración que de ella ha hecho la empresa madrileña “Mármoles y Granitos Cabanillas S.A.” modélica en su género.
Un libro, en suma, de gran utilidad y belleza, imprescindible para saber más de la Sierra, de sus pueblos, y del entorno histórico y patrimonial de Castilla entera.

19 de diciembre de 2012

Molinos de verdad


Jiménez Ballesta, Juan: “Molinos de viento en Castilla-la Mancha”. Ediciones Llanura. Madrid, 2001. 2ª edición. 200 páginas, ilustraciones.

En la cubierta de este libro aparece una visión del cerro de los molinos de Consuegra, en la interpretación pictórica de Gregorio Prieto: una genialidad como todas las suyas, que da pie a un libro pleno de noticias históricas acerca de los molinos de la Región autónoma de Castilla-La Mancha. Un lugar de España donde crecieron en gran número, y con una especificidad notable, sobre todo por el maridaje que molinos y paisajes conllevan. Porque molinos de viento hay en muchos otros lugares de España, y de Europa, pero esa conjunción de la tierra desnuda , del cerro pelado, y el molino atento, orgulloso y trabajador centrando el ámbito, solo aquí se da, y especialmente en la Mancha.
En esta obra, el historiador Jiménez Ballesta se dedica a recoger todos los datos que la documentación histórica nos ha dejado sobre los molinos de viento a lo largo de los siglos. No es un libro de descripción de estas industrias, ni de explicación de su funcionamiento. Es un libro de historia, en el que va recogiendo los momentos y lugares en que se describen, y hay constancia de su existencia, desde la Edad Media a nuestros días.
Son especialmente densos en noticias algunos corpus documentales, en los que se espigan los datos y se clarifican y contabilizan número y funciones: las Relaciones Topográficas de Felipe II, el Catastro del Marqués de la Ensenada, los papeles de la Desamortización, el Diccionario de Madoz y otros diccionarios y nomenclátores. Después, Jiménez analiza todos y cada uno de los molinos que él ha catalogado por las provincias manchegas, estando el mayor número, como es lógico, en Ciudad Real, pero apareciendo en todas las otras, incluso en Guadalajara, donde describe la referencia de los molinos de viento de Alustante y La Yunta, extremos lugares rayanos ya con Aragón, aunque hoy sabemos que hubo en más sitios.
Un libro herramienta por cuanto, además de la historia y referencias cronológicas de estos edificios, se nos da un utilísimo catálogo, con el que poder hacer, no ya sólo excursiones descubridoras, sino otro tipo de trabajos contando con la realidad, hoy, de estos elementos del paisaje y de la vida. 

8 de diciembre de 2012

Los mil refranes de Juan de Mal Lara


La Philosophía vulgar de Juan de Mal Lara, vecino de Sevilla, 1568. Edición facsímil a cargo de José J. Labrador Herraiz y Ralph A. DiFranco. Editorial Frente de Afirmación Hispanista, México, 2012. Con tres estudios preambulares: «Poemas sueltos de Juan de Mal Lara», «Juan de Mal Lara, humanista y traductor» y «Juan de Mal Lara, maestro de la Escuela sevillana: contexto humanístico y apuntes bioblibliográficos», firmado el primero por los editores, y los otros por Inmaculada Osuna y Francisco Escobar respectivamente. ISBN 978-84-615-5680-9.

 LOS MÁS DE MIL REFRANES DE JUAN DE MAL LARA
EL ERASMISMO EN CÁPSULAS

En estos años de «contrarreforma» convenía adentrarse en lo más sólido del Humanismo español y dar a conocer esta obra, clave para la formulación del pensamiento peninsular, del sabio erasmita sevillano Juan de Mal Lara, «libro capital en la historia de la paremiologia y del erasmismo hispànicos». Nacido en el seno de una familia humilde, aprendió las primeras letras bajo la docencia de su padre, un pintor, hacia 1524, junto al Guadalquivir. Años más tarde, en Salamanca, foco del humanismo peninsular, estudia con el Comendador Griego Hernán Núñez, cuya influencia se nota en el libro presente: el sevillano se siente sucesor de la labor de recopilación y glosa de refranes que había comenzado su maestro y había quedado sin terminar cuando murió. Allí conoció al Brocense. Pasó después a Barcelona para estudiar con el conocido maestro Francisco Escobar (1544 o 1545). Mal Lara murió en su ciudad natal en 1571.

Para hacer esta edición, la fundación Frente de Afirmación Hispanista ha buscado a dos buenos conocedores de la literatura del Siglo de Oro, el alcarreño José J. Labrador Herraiz (catedrático emérito de la Cleveland State University) y al catedrático de la Universidad de Denver Ralph A. DiFranco; ambos han publicado obras de nuestra región, como son la Justa poética de Cifuentes (2007), la vida de la abadesa del convento de clarisas del mismo pueblo (2009) y el apicarado Cancionero de Sebastián de Horozco (2010), toledano él, una de nuestras joyas poéticas del siglo XVI. La edición de la Filosofía vulgar va prologada por los mismos con un estudio sobre los poemas sueltos de Mal Lara, sonetos cuya fuente se documenta en un manuscrito que se formó en México el año 1577 (cartapacio cuya edición aparecerá en el 2013 y que este Boletín bibliográfico dará cuenta en su día).  También han contribuido al libro del humanista dos reconocidos especialistas: Inmaculada Osuna (Complutense) y Francisco Escobar (Sevilla). En el pasado, Américo Castro (desde 1925), Federico Sánchez y Escribano (desde 1933) y Marcel Bataillon (desde 1937) se han ocupado de la Filosofía vulgar y han insistido en las influencias de Erasmo y particularmente sus Adagia en Juan de Mal Lara.

Juan de Mal Lara
La mencionada fundación mejicana, firme a su propósito de dar a conocer a algunos de nuestros clásicos olvidados —como ha sido la recuperación del gran poeta andaluz Pedro de Padilla, amigo de Cervantes, de Lope y demás vates de primera fila del siglo XVI, injustamente relegado a poeta de segunda fila— ofrece a los lectores de hoy el importante libro que Juan de Mal Lara tituló Filosofía vulgar, dos terminos que para el lector moderno pudieran sugerir que es uno de esos plomos insufrible e ininteligibles que es mejor dejarlo para otra ocasión. Pero es muy otro el caso.

¿Por qué el título Filosofía vulgar? Así comentaba en 1616 Martín Fernández Zambrano:  «De suerte que el uso de los Refranes es de grande importancia a la retórica; porque si queremos que nuestra oración sea clara, probable, breve, y suave: que deleite, mueva, y enseñe, ¿quién dará más claridad, que lo que está en palabras conocidas de grandes, y pequeños?, ¿qué mas probables razones habrá, que las que todos dicen, y aprueban? ¿qué mas verosimil argumento, que el que por tan largos años han aprobado tantas naciones, tantos pueblos, tantas ciudades, y villas?; y de lo que todos en común, hasta los que en los campos apacientan ovejas saben, y dan por bueno tan recibido de todos que se puede llamar axioma». Mal Lara llevó a la imprenta mil refranes, una décima parte de los que tenía reunidos, superando así predecesor Mosen Pedro Valles que llegó a juntar “más de cuatro mil y trescientos Refranes Españoles, sin osar comentar alguno». Fue nuestro alcarreño Íñigo López de Mendoza (el sabio marqués, como lo califica Mal Lara) quien se le adelantó «con unas glosillas a manera de consonancias».

Pero oigamos al propio Mal Lara en su resumen del libro dedicado al rey Felipe II: «Materia me pareció conveniente para ofrecer a reyes la Filosofía y escogí la vulgar que los vasallos de S. M. usan con la libertad concedida a sus casas, huertos y heredamientos, según se les  deja gozar… Esta ‘Philosophía vulgar’ saque yo de los refranes castellanos, los cuales no creo que serán tan peregrinos a los oídos del rey que no lo haya alguna vez oído, y aun usado en su lugar y tiempo, para allanarse enre los suyos y hacerles merced hablando en su lenguaje».

Tienes, lector, una de las más importantes obras de nuestra literatura. Solo nos resta felicitar a la Fundación y a los editores que nos han proporcionado tan interesante y monumental libro.